El relato de Jonás es un claro contraste entre su disposición, en
representación de la de Israel y la de Dios con relación a Nínive, la violenta e
idólatra capital del gran imperio asirio. Se trata de una representación vívida de las
implicaciones universales de la fe de Israel.
Aunque
Jonás originalmente se rehúsa a responder al llamado de Dios (Capítulos 1 y 2)
Dios le ofrece una segunda oportunidad. La “palabra de Jehová” (1:1, 3:1) viene
nuevamente a él. Antes “se levantó
para huir de la presencia de Jehová a Tarsis” (1:3) pero luego “se levantó Jonás, y fue a Nínive
conforme a la palabra de Jehová” (3:3, énfasis añadido)
Es
también posible notar un paralelo con el relato del patriarca Abraham en
relación a las ciudad de Sodoma (Génesis 18:22-33). Ambas presentan el dilema
de patriarcas ante el juicio de Dios contra del pecado. Abraham intercede a
favor de la ciudad mientras Jonás intenta huir lo mas lejos posible de
ella. Abraham descubre que Dios es mas
misericordioso de lo que él había anticipado (18:32) pero Jonás, en su enojo,
expresa que su intención de escapar se debía a que anticipaba que Dios pudiese
demostrarles su misericordia (4:2).
En el desenlace
de la narrativa se puede vislumbrar una tendencia al tribalismo que conlleva
actitudes etnocéntricas y de simple preservación propia en lugar de aprecio y
servicio a los otros. Esta propensión
humana se yuxtapone con el corazón compasivo y misericordioso de Dios. En su
oración, Jonás describe acertadamente a Dios como “clemente y piadoso”, tardo
en enojarse y “de grande misericordia” (4: 2). Esa descripción de Dios se
remonta a la revelación de sí mismo a Moisés en el Monte Sinaí (Éxodo 33 y 34).
Los hijos de Israel habían pecado adorando al becerro de oro que habían
forjado. Moisés intercede por ellos y pide ver la gloria de Dios (Ex 33:18). En
respuesta , Dios pone a Moisés en una cueva y pasa “por delante de él" proclamando
acerca de sí mismo los atributos que Jonás repetiría en medio de su
frustración.
La descripción
de Dios como compasivo y misericordioso no solo es preponderante en el Antiguo
Testamento (2 Crónicas 30:9; Nehemías 9:17; 31; Salmo 103:8; 111:4; 145:8; Joel
2:13) sino que siglos después influenciaría la compresión islámica de Dios. La palabra “misericordioso” en hebreo (רַחוּם) se pronuncia de manera muy
similar en árabe (رحي ) y es usada para describir
a Dios en 113 de los 114 capítulos (Suras)
del Corán. Tanto Jonás como Abraham y Moisés son profetas venerados por
los musulmanes.